ZYPHER
* La patrulla de esta noche ha sido dura y vuelvo al refugio cansado y dolorido.
Thasha aun no ha vuelvo del Iron Mask y despojándome de mis armas,me dirijo al baño y me doy una ducha.
El agua caliente cae sobre mi piel y la agradezco como si fuera una bendición.
Tras pasar un rato debajo del agua, librándome de la sangre roja y negra, salgo de la ducha y coso mis heridas.
Balth y Syn ya están en sus respectivos catres y me dejo caer en el mío, sacando mi cuchillo y empezando a tallar el burdo trozo de madera.
Sonrío pensando en que dirá mi leelan cuando lo vea y tallo en silencio, mientras mis pensamientos dan vueltas a mi mente una y otra vez.
Rozamos el poder con la punta de los dedos y tal y como llego, se fue y nos vimos obligados a escondernos de nuevo.
Xcor... Ese macho terminará volviéndome loco si nos sigue arrastrando de una lado para otro, y pienso en él y en esa hembra rubia a la que atacaron en el parque y suspiro, dejando el cuchillo y la madera a mi lado en la cama.
¿Es ella la razón por la que mi Sire ya no ambicione el trono?
¿Es posible que una simple hembra haya conseguido domarle?
Tampoco comprendo a Throe y su forma de comportarse últimamente, pero como un soldado que soy, les seguiré a los dos a donde me digan.
Lo juré sobre las cenizas del Bloodletter y aunque me he arrepentido de ello en mil ocasiones, ya no puedo volver atrás.
Solo sé que si esta guerra nos lleva a la muerte, mi Thasha no será expuesta ante el peligro.
Ella es mi vida ahora y no pienso renunciar a ella bajo ninguna circunstancia.*
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