Viene de capitulo 2.
Tohrment
Tohr recorría con paso lento el pasillo de las estatuas. Dejar a su hembra a salvo, en su cuarto, entre sus sábanas, donde la sabía segura, calmaba hasta cierto punto la ansiedad que se había apoderado de él con las noticias más recientes. La vibración de su móvil, señalando la llegada de un mensaje, le hizo fruncir el ceño, preocupado.
No había pasado el tiempo suficiente para un análisis detallado de la escena del crimen, a no ser que las pruebas estuviesen a la vista, saltando a los ojos del ángel y de Butch, cosa que dudaba. El sms del poli le dejó más preocupado que antes y apuró el paso hasta el despacho del rey. Sus nudillos llamaron un par de veces y la puerta se abrió por voluntad de su rey.
Entró en el despacho y le vio acomodado tras el imponente escritorio llegado del antiguo país, único vestigio de la fastuosa pompa que rodeaba todo lo que tuviese que ver con la Primera Familia en tiempos de Wrath el Justo.
Tohrment
Tohr recorría con paso lento el pasillo de las estatuas. Dejar a su hembra a salvo, en su cuarto, entre sus sábanas, donde la sabía segura, calmaba hasta cierto punto la ansiedad que se había apoderado de él con las noticias más recientes. La vibración de su móvil, señalando la llegada de un mensaje, le hizo fruncir el ceño, preocupado.
No había pasado el tiempo suficiente para un análisis detallado de la escena del crimen, a no ser que las pruebas estuviesen a la vista, saltando a los ojos del ángel y de Butch, cosa que dudaba. El sms del poli le dejó más preocupado que antes y apuró el paso hasta el despacho del rey. Sus nudillos llamaron un par de veces y la puerta se abrió por voluntad de su rey.
Entró en el despacho y le vio acomodado tras el imponente escritorio llegado del antiguo país, único vestigio de la fastuosa pompa que rodeaba todo lo que tuviese que ver con la Primera Familia en tiempos de Wrath el Justo.
El jefe de la Hermandad se inclinó, por costumbre, en una reverencia mientras sus labios acudían a besar el anillo saturnino en la mano del rey de la raza. Wrath no parecía estar tampoco en su mejor momento; el sempiterno dolor de cabeza parecía repartirse entre los dos machos como un whisky bien compartido.
- Siéntate y dime que tienes alguna buena noticia, Tohr. Una puta desgracia más en el día de hoy y cuelgo la jodida corona en el perchero de la entrada.-
El aludido no pudo menos que sonreír ante la imagen que pintaba su monarca y amigo. Se dejó caer en uno de los sillones frente al antiguo escritorio y respondió sinceramente con aire cansado.
- Ojalá pudiese hacerlo, mi Señor, pero mucho me temo que las nuevas no son demasiado prometedoras. Los chicos han encontrado el cadáver de una hembra humana: Desangrada, violada de un modo atroz, destrozada prácticamente, debido al abuso sexual al que fue sometida.
El ceño del monarca se profundizó ante la explicación de su segundo al mando.
- Eso es muy jodido, una situación de mierda, pero si es humana poco tiene que ver con...-
Torhment no le dejó terminar. La inminente llegada de los dos machos con el resultado de su investigación, le forzaba a resumir el cuadro rápidamente.