EHLENA:
El nerviosismo me podía esa noche. Rehv en una misión en las adirondacks con varios machos de la hermandad podía ser cualquier cosa, desde una noche tranquila a una movidita. El tiempo no me pasaba deprisa .
Dejé al Dr Manello en el centro médico discutiendo con la Dra Whitcomb algo acerca de una nueva técnica que había sido publicada y consideré que era el mejor momento para aprovisionarme de comida. Cada vez que estaba ansiosa, me daba por comer. No quería ser agorera, pero una misión con los hermanos siempre implicaba después algo de acción en el centro médico. El problema era que esta vez Rehv estaba con ellos y que la acción le afectaría a él.
Cuando iba distraída saliendo por el pasillo del centro médico, me encontré a alguien que no me esperaba.
- ¡ Hola Bella! -
BELLA:
Después de despedirme de Zsadist que parte a su patrulla, y rogar a la Virgen que lo proteja y devuelva sano y salvo a mi lado, de terminar la sesión de estudio y comenzar la de juegos con mi niña, recuerdo la charla mantenida con mi hermano y la manera en que se marchó sin darme tiempo a responder a su pregunta.
Observo a Nalla sonreír con sus travesuras, la felicidad que llena su pequeño rostro y sé con absoluta certeza que mi hermano podría llegar a ser un gran padre, uno que sacó adelante a una hermana y le enseñó a ser feliz por ella misma.
Tomando papel y lápiz me siento a escribir una carta para él, algo que hace mucho tiempo no hacía y, sin embargo, disfrutaba si era para mi amado hermano. Una vez terminada me acerco a Nalla para besar su frente.