lunes, 25 de febrero de 2013

Apareciste por Sorpresa. Capitulo1. Modificando el destino.

Apareciste por Sorpresa.



 Capitulo1.  Modificando el destino


El dolor de la herida del muslo, lo estaba matando. Ese jodido puñal de combate que llevaba el ultimo lesser , se había clavado hasta el hueso. Y el hecho de que el mismo jodido lesser antes de perder la cabeza  bajo su mano, se lo hubiera arrancado ,había favorecido la hemorragia masiva al quedar cercenada la femoral . Había perdido mucha sangre, y  su curación estaba ralentizada. Sus compañeros habían salido tras el grupo de olorosos a talco y le habían dejado con un torniquete, que no estaba siendo efectivo. La sangre rezumaba debajo del pantalón negro de cuero y si no cosía la jodida vena, pronto seria  pasa de vampiro.


Desde el lugar donde se encontraba tumbado en el suelo, vio la solución. Un pequeño centro médico benéfico  en aquel sucio y maloliente barrio de Cadwell. Estaba a unos escasos 25 metros de donde él estaba y decidió que era su mejor oportunidad.


    A duras penas consiguió llegar, sin ser visto por nadie, aunque nadie paseaba por aquel barrio de mala muerte cuando oscurecía. Sólo los desesperados o los delincuentes. O ellos.


Cuando estaba casi a punto de llegar, cojeando y sangrando, a la puerta del pequeño centro...se abrió de repente. A escasos dos metros, no podía hacer nada para esconderse, y muchísimo menos podía desmaterializarse...demasiada sangre perdida.  Se detuvo en el lugar y esperó. Aun le quedaban fuerzas para borrar los recuerdos de quien fuera en el mejor de los casos, en el peor...una  muerte mas en su listado.



De la puerta salió la figura de una mujer vestida con un uniforme blanco, con el bolso en la mano, antecedida por un cerrar de luces. La mujer, se giró para cerrar la puerta con la llave cuando se dio cuenta de su presencia. Los ojos de aquella morena se clavaron en él, y luego frunció el ceño. En ese preciso momento su pierna colapsó y dejó de sujetar la proporción de peso que le correspondía, y la otra aguantó a duras penas el repentino cambio de centro de gravedad, lo que le hizo perder un poco el equilibrio y casi caerse al suelo. El sujetarse a un saliente de la pared en la que estaba le ayudó a recuperar un poco el precario equilibrio.

La mujer, de repente, salió impulsada hacia donde él se encontraba y se puso debajo de su brazo del lado que había perdido la estabilidad.

–Oh,oh,oh...- dijo la mujer colocándose de apoyo de un salto- ¿ está usted bien?- le preguntó en un acento que le recordó vagamente sus viajes por el sur de Europa. El agradeció enormemente ese nuevo soporte y se dejó apoyar en ella para elevar la pierna afectada. Ella en ese momento se fijó en la pierna ligeramente elevada y vió el  precario torniquete y el charco de sangre que manaba de debajo de la pernera del pantalón.

– Jesús! ¡Está usted sangrando! venga conmigo dentro..- El en ese momento se frenó en seco. Demasiados inconvenientes después si aceptaba su ayuda;  decidió que si aceptaba su oferta, después le borraría todos los recuerdos. Ella, ante la súbita parada de él, levantó la vista y le miró a los ojos.

- No voy a hacerle daño, esto es un centro médico para gente sin recursos, no hacemos preguntas...solo damos asistencia sanitaria. En fin , la poca que podemos ofrecer...-  El sólo contestó con un breve gruñido. El dolor lo estaba matando y estaba empezando a dejar de notar los dedos de los pies.

–Está bien...- balbuceó él  y emprendió de nuevo el camino. Ella le llevó  recostándola contra su cuerpo hasta el interior del centro, abriendo luces a su paso. Throe estaba sorprendidísimo de la fuerza que había demostrado aquella hembra llevándolo hasta allí. Con sus casi dos metros de altura y el cuerpo de guerrero que tenia tras siglos de batalla continúas, no era un macho ligero.

Antes de llegar a lo que él pudo ver que era una camilla, apoyándose en su pierna ilesa, ella le ayudó a quitarse su abrigo largo de cuero. Throe estuvo alerta en todo momento de que ella no viera lo que había dentro, su arsenal de armas la acojonaria como el demonio. Y  ella no hizo mención alguna al respecto. Lo dejó caer sobre una silla y siguió con él caminando unos pasos mas.  Agradeció a la virgen el poder estar en horizontal porque las fuerzas estaban ya disminuyéndole

 Mientras ella le depositaba en la camilla, él pudo perder unos segundos en observarla mientras se colocaba y empezaba a buscar instrumental.

Ella era de estatura alta para  ser una humana, calculó que unos 175 cm. Su pelo oscuro estaba recogido en una cola alta de caballo que terminaba en ondas por la mitad de su espalda. Y al estar ella de espaldas buscando lo que quisiera estar buscando, pudo ver la complexión de la mujer. De espalda amplia, curvas y  caderas anchas y piernas firmes.  Pudo deducir que fuertes por la forma en que se movía y le habían sujetado. Se agachó un momento mostrándole sus caderas y su trasero para recoger algo del ultimo cajón que tenia en frente. Y vio algo que le dejó seca la boca, sin saber si era por la falta de sangre o por la visión que habia descubierto el pantalón. Un tatuaje sobra la línea del cóccix asomaba por la cinturilla . Un ave fénix. Se le había levantado la blusa del uniforme blanco y pudo ver casi hasta el lugar del nacimiento de sus nalgas. Estaba seguro de que si no hubiera estado casi la mitad de su sangre derramada en la acera, estaría toda en la punta de su polla.

Visiones como esas  siempre  le hacían vanagloriar el hermoso  cuerpo femenino. No había nada que adorara mas que coger a una hembra por detrás y sujetarle las caderas mientras se clavaba en su interior bombeando una y otra vez, y le gustaba que hubiera donde agarrar, los huesos y él no eran buenos amigos. Le gustaban las hembras con carne que poder apretar, morder, succionar.

La visión de unas tijeras enormes le hizo volver de repente a la realidad y salir de pa especie de trance en la que se habia sumergido.

Por el rabillo del ojo vio el  campo estéril que ella ya había preparado con todo lo necesario para trabajar. La mujer estaba yendo flechada a sus pantalones con esos tijerones. Al ver su cara ella se detuvo tan solo un segundo antes de romper su pantalón.

– Espero que no tengas mucho aprecio a estos pantalones, porque , aunque ya están destrozados, ahora tengo que cortarlos completamente para poder ver que tienes ahí..-El asintió con la cabeza y ella empezó a cortar la pernera del pantalón por el tobillo. No le llevó mas de unos segundos llegar hasta el lugar del torniquete-

- Bien, necesito que me ayudes y hagas compresión mientras te quito todo esto. ¿Podrás?- le preguntó ella y el asintió con la cabeza. Sabía perfectamente lo que quería. Ella le acercó un paquete de gasas que abrió y depositó en sus manos, él se incorporó un poco quedando sentado y cuando ella volvió a seguir cortando y liberó la presión del lugar, el inmediatamente colocó su mano  sobre la herida, presionándola todo lo que podía.

Ella fue todo lo rápida que pudo, y le asombró ver la seguridad con la que estaba realizando todo aquel proceso, sin nervios, metódica pero sin pausa. Termino de cortar el pantalón, dio un vistazo a lo que pudo y alargó un brazo para acercar la mesita con el material que había preparado. Se puso una mascarilla, unos guantes y de dirigió hacia él.

-¿Has hecho esto antes?- consiguió preguntarle el  guerrero mientras ella iba levantando las gasas que comprimían la herida y echando un vistazo. EL dolor fue lacerante pero él ya estaba acostumbrado a todas esas memeces. Ella volvió a colocar las gasas y su mano sobre ellas  y se dispuso a coger el instrumental que necesitaba  mientras le daba instrucciones.

- Comprime de nuevo la herida...y sí, he hecho esto antes, Demasiadas veces para mi gusto.  Este barrio es demasiado peligroso y vienen tipos como tu, en tu mismo estado demasiadas veces. Además, he estado en el ejercito- Ella se paró con el instrumental en la mano y mirándole a los ojos. - -Bien, señor estupendo- ¿ había oído bien, le había llamado señor estupendo?- Necesito que te tumbes ahora y me dejes hacer...seria fantástico tener un ayudante, pero lo único que tengo eres tu, y no tengo ni idea de cual es tu tolerancia  al dolor así que...voy a trabajar sola, lo he hecho otras veces, túmbate y déjame hacer- El la miró con  reservas, estaba pidiéndole que confiara totalmente en ella, una desconocida.. él,  un de los mayores guerreros que jamas nadie hubiera conocido, y seguía vivo porque jamás había confiado nada mas que en sí mismo . Ella puso los ojos en blanco al desesperarse un poco por su indecisión.

-Tic, tac, hombreton...o trabajo o te desangras, no tengo mucho tiempo. Ni siquiera puedo ponerte anestesia, no tengo tiempo ni te haría efecto , el daño está en la vena y no sé anestesiar a nivel troncal.-

 No supo porqué, pero esos ojos marrones que sobresalían por encima de la mascarilla le inspiraron confianza y al final ,asintió con la cabeza, y sin dejar de apretar la herida consiguió tumbarse del todo. Ella tomó aire.

– Bien, cuando te diga, sueltas las gasas y me dejas hacer ¿ entendido? Confía en mi - dijo en un tono tranquilizador. - Todo saldrá bien.- Oyó una respiración profunda y luego la orden.– ¡ Ahora, suelta!- Y se dejó caer en la camilla soltando la presión que ejercía. El mundo casi desapareció por completo al hacerlo, todo empezó a oscurecerse  y solo pudo oír el eco lejano de la voz de la mujer...y cayó en una profundidad absoluta.

                                                                         ******



Cuando abrió los ojos seguía tumbado, y cuando pudo abrirlos del todo, vio que seguía en el centro médico, en la misma camilla. No veía sus pantalones y pudo ver brevemente algo de color azul. La mujer estaba terminando de colocarle una especie de tela sobre la herida, se disponía a vendarle el muslo y ya no llevaba la mascarilla puesta.

Ahí pudo apreciar realmente el rostro de la mujer, aunque estuviera mirando hacia abajo, concentrada en lo que estaba haciendo. Tenia los ojos marrones, oscuros, casi negros y un mechón de pelo le caía al lado de la cara . Su nariz era respingona pero lo que le llamó la atención fueron sus labios. Carnosos y llenos, listos y preparados para ser besados y penetrados .
¡WoW!
No debía estar tan mal cuando su polla pensaba antes que su cerebro. Tranquilizándose a ver que sus institnos volvían a él, siguió observándola mientras se humedecía con la lengua los labios. Su cara era simétrica de pómulos y mejillas sonrosados. Sin duda por la adrenalina circulando en su sistema. Podía ver las gotas de sudor que le caían por la frente. Era un cara bonita y podría decirse que atractiva y exótica. Y marcada por dos cicatrices , una en una ceja y la otra cerca de su oreja, en la mejilla, esta última de unos dos centímetros de largo. Se preguntó que podría haber sucedido en su pasado que le hubiera provocado una cicatriz así.

Sus pensamientos no fueron mucho mas allá porque de repente un hambre acuciante le invadió y retorció  las entrañas. El cansancio que había sentido hasta ahora se había convertido en hambre y ansia de sangre que convertía a los de su raza en lo que eran, depredadores que encontraban lo que necesitaban para sobrevivir de cualquier manera.

Sus colmillos se elongaron y el dolor de la pierna no fue nada con el dolor que sintió en sus venas.

Sangre, necesitaba urgentemente sangre de alguna hembra de su raza.

 Intentó apoyarse, sobre el codo derecho pero estaba demasiado débil para ello y la sed le taladró de nuevo los intestinos. El dolor aumentaba y lo único que tenia enfrente era la visión de aquella mujer que sin pedir nada a cambio, sin una pregunta y dejándolo todo, le había ayudado.En ese momento odió ser el ser que era ahora mismo, uno que iba a traicionar la confianza que la humana había depositado en él, pero era lo único que tenia a mano.  Lo peor sería que su sangre no le llenaría, pero calmaría el dolor y el ansia cruel inherente a su raza y podría llamar a sus compañeros para que le trajeran el sustento que necesitaba. Se odió a si mismo cien veces antes de hacerlo, pero era un superviviente, y nunca había tenido prejuicios ante nada que tuviera que hacer para sobrevivir, aunque atacar a hembras nunca había sido su opción.

Ahora no le quedaba mas remedio. Se dejó llevar por sus instintos mas animales y primarios y se convirtió en el depredador que era. Ella levantó en ese momento su cara al haber finalizado su trabajo y le sonrió sin sospechar lo que iba a pasar.

– Estás despierto..- acertó ella a decir tras fijarse en su mirada. Su expresión sonriente cambió de repente y cuando se dispuso a alejarse y a levantarse del taburete donde había estada trabajando con expresión preocupada, él fue muchísimo mas rápido, la asió por la muñeca, la acercó hacia él arrastrando con ella el taburete con ruedas. Su instinto animal y de supervivencia le hicieron sacar fuerzas de donde no había y la adrenalina se disparó en su sistema. Con la mano que le sujetaba la muñeca, la retenía y con el otro brazo la estiró hacia él .

Alcanzó enseguida su cuello, su arteria palpitaba y le llamaba. Tuvo solo milésimas de segundo para pensar, pero su mente no pensaba, solo buscaba alimento...y clavó sus colmillos, totalmente extendidos en su yugular. Ella intentó soltarse, haciendo fuerza e intentando zafarse de agarre, pero no era lo suficientemente fuerte. Olía perfectamente la furia y el terror en ella y notó como su corazón se disparó bombeando sangre y adrenalina . Le costó muchísimo tenerla sujeta mientras se revolvía sobre de él a la vez que él succionaba...pero era inútil, él era mas fuerte, mucho mas y sorprendentemente , empezó a notar como la energía le era restituida a medida que iba bebiendo de la hembra. La sangre que tomba era sorprendentemente rica en su lengua, se  deslizaba hacia atrás por su garganta y abría un túnel en su interior, fluyendo no sólo hasta su estómago sino por todo su cuerpo. Eso solo lo conseguía cuando la sangre era de una hembra de su raza, la sangre de las humanas, llegaba al estómago pero no notaba ese tirón .

 Y entonces notó ese sabor inconfundible que diferenciaba ambas sangres. Tan embotada estaba su mente por el dolor y la falta de sangre que no había reconocido el olor de la hembra.

Una mestiza. Estaba bebiendo de una mestiza.

Agradeció a la virgen su suerte, porque enseguida sintió como cada célula de su cuerpo era bañada con el rico fluido vital...y también notó como la hembra caía lánguida en sus brazos. Enseguida sacó sus colmillos  y cerró las heridas con la lengua, esperando no haber tomado demasiado . Con fuerzas restituidas, se sentó mejor sobre la camilla y la reacomodó entre sus brazos.

Estaba inconsciente, con los ojos cerrados. Observó con curiosidad la curva de su cuello, y pudo oír su pulso. Era constante, un poco mas débil y rápido que antes, pero compatible con la vida. Los ojos recorrieron su cuello y siguieron hacia abajo, por la curva su clavícula ahora visible ya que la camisa de su uniforme estaba ahora abierta tras sus esfuerzos por zafarse de su agarre. Y lo que vió hizo que su miembro pulsase con fiereza y saludara en alto, lógico con la sangre de la hembra en su sistema.Su apetito sexual se había recuperado y se sentía vigorizado. La curva de los senos de la mestiza  era totalmente visible, la camisa se había abierto dejando al descubierto el sujetador que enmarcaba unos generosos pechos . Se le hizo la boca agua, pero al ver lo pálida que estaba, dejó atrás sus instintos primarios y decidió ser amable con aquella que le había ayudado desinteresadamente.

Se levantó de la camilla y la reacomodó  en su lugar. Ella se mantenía  inconsciente y eso le hizo dudar de cuanta sangre le había tomado, porque  había perdido el control, algo que no solía sucederle. Habitualmente sabía siempre cual era la cantidad justa para sentirse satisfecho y no dañar .

Sin darse cuenta,  había extendido su mano hacia ella para tocar lo que estab aobservando  y enseguida la retiró , como si algo le hubiera quemado.
Gracias a la Virgen Escribana el raciocinio había vuelto de nuevo a su mente de guerrero y puso en marcha su maquinaria cerebral. ¿ Estaba loco o qué? Pero él no era uno de los primos, así que no quiso dejarla sin tener ningún cuidado. Throe tenia la formación suficiente como para colocar una intravenosa en su brazo y a través de ella le dejó suero salino infundiendo ya que ella necesitaría el liquido para restituir la sangre que él le había sustraído.

No quiso implicarse mas en ello, estaba haciendo incluso demasiado por una hembra humana, bueno una mestiza. Ella debía ser una de tantas mestizas que había por el planeta fruto de apareamientos fortuitos. Y la mayoría nunca sabían que tenían genes vampiricos en su código genético.

Asegurándose de que ella se encontraba ya estable antes de marcharse, le echó un ultimo vistazo a la mujer, tumbada en la camilla. Seguía inconsciente, pero al menos la palidez inicial estaba desapareciendo. Había inyectado algo de glucosa en la bolsa de suero, para ayudarle a recuperarse. Intentó entrar es su mente dormida para erradicar los recuerdos que él y aquella noche, pero no pudo. No supo si era porque estaba dormida o por su herencia genética. Incomprensiblemente para él, no luchó mucho mas para conseguirlo. Lo siguiente que inundó su cerebro fueron las posibilidades sexuales que podría tener con aquella humana. Él no era ningún Santo varón como decían los humanos creía firmemente en que una buena liberación dentro del cuerpo de una hembra era un placer del que no pensaba privarse jamas. Esta humana en particular prometía ser mucho mas resistente que otras para sus juegos sexuales. Y estaba perfectamente dotada de las curvas que le hacían a uno perderse en ella y correrse una y otra vez.

Se obligó a apartar todo pensamiento sexual hacia la mujer de la camilla. Se sintió culpable de tener ese tipo de bajos instintos ante alguien como ella. Una mujer de ese tipo no se merecía que se estuviera pensando en las mil y una maneras de hacerla correrse o de correrse en ella, sobre ella, debajo de ella...

Se apartó y se dispuso a irse. Si seguía por ese camino , no se iría y acabaría haciendo algo de lo que se arrepentiría. Jamas había tomado a ninguna hembra sin su consentimiento y esta no sería la primera. Lo que sí intentó antes de irse fue inducirle pensamientos de sueños y alucinaciones antes de retirarle la intravenosa. Sin pensar en lo que hacia, levantó su mano y lamió el orificio que había dejado el catéter en su brazo. Fue una mala idea, el sabor de su piel y la pequeña gota de sangre encendieron de nuevo ese ardor que hizo que sus colmillos se extendieran de nuevo y su polla pulsase debajo de la bata sanitaria. Parecía una puñetera tienda de campaña y justo en ese momento se dio cuenta de que ya no llevaba su ropa. El pensamiento de haber perdido sus armas de vista le hizo olvidarse de la hembra y centrarse en todo lo que su formación centenaria de guerrero se había grabado a fuego en él.

Levantó la vista buscando su abrigo y lo encontró en el mismo lugar donde lo había dejado, sobre una silla. Y en la misma posición.

Respiró aliviado. Le echó un ultimo vistazo a la hembra e incomprensiblemente su corazón dio un pequeño salto en su pecho, con algo parecido al ¿ dolor? . Apartó todo sentimiento irracional en ese momento y sin querer pensar mas en tonterías salió del lugar. Los machos como él no tenían ese tipo de sensaciones.

Nunca


Continuará....
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