miércoles, 8 de mayo de 2013

Los pensamientos de una elegida. Layla.





LAYLA:

* Acostada en mi cama, miro hacia el techo y siento ganas de gritar al sentirme aquí encerrada...Inútil... Sin ser tan siquiera capaz de albergar la mínima esperanza de poder ver a mi hijo no nato y frustrada, golpeo la cama con mis puños cerrados, mientras las lágrimas brotan lentamente de mis ojos.

¡ Ese macho estúpido de la clínica!  Yo misma lo hubiese despezado por atreverse a tratarme así.

Y cuando Qhuinn y Phury me han llevado allí de nuevo aparte del dolor punzante en mi bajo vientre, he sentido otra cosa...
Me he sentido observada y con la sangre de mis venas chisporroteando como si alguien me estuviera llamando y cuando haciendo acopio de todas mis fuerzas, he mirado por encima del hombro del Gran Padre, allí estaba El, mi guerrero, mirándome desde lo alto de un edificio.

Mis piernas han flaqueado y los dos machos han tenido que llevarme casi a rastras hacia el interior de la clínica, por que me he venido abajo, física y moralmente.


¿ Que va a pensar ahora de mi mi guerrero, viéndome en estas circunstancias?

Se que con mis pensamientos traiciono a todos los que han depositado su confianza en mi, pero no puedo dejar de pensar en el, y ahora que estoy aquí sola, en mi gran cama, sin mas compañía que los latidos de mi corazón, y levantandome con gran esfuerzo, me dirijo a la cómoda y saco el libro encuadernado en piel que le pedí a Amalya que me trajera.

Vuelvo a mi cama, y me tumbo con dificultad, apoyando mi peso en las 500 almohadas que Fritz parece haber puesto tras mi espalda y acaricio el lomo negro del libro.

En el se cuenta la historia de Xcor, un pobre bastardo abandonado a su suerte nada mas nacer por ser considerado una vergüenza para su glymerosa madre.

Criado en distintos hospicios y orfanatos, nadie sabe con exactitud como llegó al campamento del Sanguinario.

El Bloodletter lo acogió allí como si de su propio hijo se tratara y Xcor se convirtió en un macho capaz de infundir tanto terror como lo había hecho el macho al que el llamaba padre.

A la muerte del Bloodletter, nadie siguió escribiendo en el libro y el destino de Xcor y de los otros guerreros que le acompañaban, se perdió en los siglos.

Releo lo mismo una y otra vez, y mi corazón se llena de pena por ese bebe abandonado por nacer diferente y acaricio mi vientre pensando que si logro llevar a termino este embarazo, jamás repudiaré a mi bebe por ser distinto...

Me seco las lágrimas, que caen silenciosas por mis mejillas y con gran esfuerzo me levanto y dejo el libro escondido de nuevo, volviendo tras ello a mi prisión de algodón blanco y plumas. *

continuará....

0 comentarios:

Publicar un comentario