martes, 24 de diciembre de 2013

Mi dulce regalo de Navidad. Bella y Nalla. Especial Navidad 2013.



Inspecciono mi imagen en el espejo.

Había pasado tanto tiempo desde que celebraba las navidades en casa de mi mahmen con su ambiente ostentoso y deprimente que parecía ser un sueño, un extraño sueño de una vida que otra persona vivió.

Vuelvo la mirada hacia el dormitorio de mi pequeña y me encamino hacia allí con mi pecho henchido de amor por el ser que acababa de despertar.

La verdad es que secretamente, y de una manera un poco extraña, agradecía haber pasado por la pesadilla que me permitió conocer a Zsadist, que le permitió a él abrirse a una hembra como yo, que nos permitió aceptarnos con nuestros pros y contras.

Mi vida había cambiado por completo desde ese momento.

- ¿Ya está despierta la señorita de la casa? – pregunto divertida a mi hija que me mira con una sonrisa antes de dar la vuelta en la cama para ponerse en pie y comenzar a saltar preguntando por Santa.

- Cariño, es muy temprano para que Santa pase a dejar los regalos. Recuerda que los renos y él necesitan descansar mucho porque esta noche les espera un largo viaje. Y tú – doy un suave toque en la punta de su nariz – tienes que ser buena y dejar que mamá te cambie para que estés guapísima cuando entreguemos los regalos a los tíos.-

Mis palabras parecen tener el efecto deseado porque baja de la cama hacia su armario pidiendo, no, exigiendo, que saque su ropa porque Santa la está esperando.

¿Cómo podría negarle nada al amor de mi vida? Al otro amor de mi vida, me obligo a matizar al pensar en mi hellren que en esos momentos estaría preparándose también.

Hay que ver lo que pueden dar de si unos cuántos años en la vida de una mujer. De estar sola y simplemente sobrevivir puedes pasar a vivir de verdad y tener tu propia familia además de una hija y un hellren.

Rápidamente me apresuro a sacar su vestido mientras ella corre hacia el baño diciendo “pis, pis, pis”.

Una lenta sonrisa se forma en mi rostro mientras tomo todo lo necesario para que Nalla esté deslumbrante. Giro hacia ella con el cepillo en una mano, a sabiendas de lo poco que le gustaba que le cepillasen el cabello.

- Hora de la verdad, señorita.

Después de peinarla, dejando su cabello libre porque ella se niega a llevar cualquier tipo de recogido que “le impida escabullirse entre las sillas y por debajo de las mesas”, y cambiar sus ropas es hora de partir. Pasamos a la habitación de matrimonio dónde un Zsadist vestido con traje, cuya imagen casi consigue hacer que mi mandíbula quede por el suelo, nos espera.

- Estamos listas, es que la princesa necesitaba ir al baño.

Beso suavemente los labios de mi hellren antes de caminar a su lado hacia la salida pero a última hora recuerdo que tengo que coger el regalo sorpresa de Zsadist y vuelvo al dormitorio.

Antes de salir con el regalo bien sujeto entre mis manos, vuelvo a detener mis pasos frente al espejo de cuerpo entero y me pongo de perfil sonriendo al recordar el tiempo en que mi vientre estaba hinchado. Acaricio esa zona de mi cuerpo imaginando un hermoso niño con la sonrisa y voz de Zsadist. La simple idea de volver a tener otro bebé hace que me emocione y mis ojos se humedecen.

- Mamá, vamos a llegar tarde. Joo.

Niego divertida antes de parpadear varias veces para que las lágrimas desaparecieran y tomar la mano de mi hija dispuesta a bajar al gran salón y compartir una mágica noche con toda la familia.

¿Podía la vida ser mejor? Seguramente pero yo no cambiaría nada de la mía


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